Porque en otoño todo puede pasar, cambios, lluvia, ese aire de misterio que se guarda en el crigir de las hojas.
Los árboles semidesnudos que se cubren con pena, porque se sienten solos sin sus dueñas.
Fue un 10 de Octubre, de un año que no recuerdo. Una melodia suave, el gorro amarillo sobre la cabeza, el abrigo de felpa y las botas rohidas por el agua.
Con menos de media suela caminaba, y al ritmo cantaba, se proyectaba, en un futuro nada lejano, en un presente paralelo, mejor porsupuesto.
Era Otoño, y todo parecia ser bueno... ó al menos eso parecia.
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